En 1964 Jesús Perales empezó a trabajar en la construcción. Pasó por todos los estadios por los que un trabajador puede pasar: peón, oficial de segunda, de primera, encargado de obras… Y cuando eso se le quedó pequeño, decidió montar su propia empresa.
Su hijo siempre le ha seguido los pasos. Y en 2014, cuando se licenció en arquitectura, decidió tomar las riendas de la empresa para ofrecer la calidad constructiva de siempre con un punto de vista más técnico.